La Memoria Democrática en Cantabria

Héroes de la República y la Libertad
Manuel Alegría Fernández, 7-2-2024

La memoria “histórica”, en principio, por aquello de que histórico es todo lo susceptible de ser analizado a través del tiempo, ha devenido memoria “democrática”, sobremanera en un estado como España, en que su singladura política se ha caracterizado por tantas vulneraciones a la voluntad popular cuando esta no coincide con la de las élites. Memoria democrática, por tanto, atiende en este contexto a la conceptualización que pretende conocer, reconocer y ensalzar a los colectivos e individuos reprimidos, desvalorizados y aniquilados como consecuencia del golpe de estado fascista perpetrado en julio de 1936 que dio lugar a la ”guerra civil” (mejor sería, según reciente historiografía, denominarla Guerra de España) y, sobre todo, al régimen antidemocrático encabezado por el general Francisco Franco.

Uno de los objetivos de la atroz represión ejercida por el bando que se rebeló al régimen que representó la Segunda República fue acabar con la memoria de millones de republicanas y republicanos, como si toda una generación de personas que tuvieron como compromiso modernizar y poner al día los grandes problemas estructurales de España (libertades democráticas, problema agrario, diferenciaciones sociales, papel de la religión y de la Iglesia, ejército, educación o reestructuración plurinacional de los territorios) no hubiera existido.

Después de que la transición política desde la dictadura al régimen democrático instaurado por la Constitución de 1978 obviara el reconocimiento de los demócratas y combatientes republicanos, y dejara sin juicio los actos de los franquistas en la represión, hubo que esperar a la generación de los nietos de los represaliados y represaliadas para comenzar a rescatarlos del olvido e intentar afrontar la impunidad de los responsables.

 

En Cantabria, un tiempo antes de la publicación del libro de Emilio Silva, Las fosas de Franco, en que este autor expuso cómo se llevó a cabo la identificación de los restos de su abuelo en Priaranza del Bierzo, iniciando así el proceso de exhumación de muchas víctimas del franquismo, en abril de 2001 se levantaron diversos monolíticos conmemorativos en los que rememora a las republicanas y republicanos de Cantabria que fehacientemente constan como enterrados en el cementerio civil de Ciriego, en Santander. Aunque ya en 1980 se alzó un trilito con la leyenda “A los muertos por la libertad”, los inicialmente 836 nombres esculpidos a principios de los años dos mil -a los que posteriormente se han ido añadiendo decenas más- fueron resultado de las investigaciones llevadas a cabo por Antonio Ontañón, y recogidos en su libro Rescatados del Olvido, siendo el fundador de la asociación memorialista “Héroes de la República y de la Libertad de Cantabria”.

Desde entonces, la labor memorialista se ha multiplicado en Cantabria, comunidad con muchas evidencias susceptibles de ser recordadas y rescatadas, quizá por haberse mantenido fiel a las directrices de la Segunda República hasta agosto de 1937 y haber dilatado una encomiable lucha guerrilla en su intrincado país hasta finales de 1957.

El empeño de los descendientes de los que perdieron la guerra civil, en esta ocasión, sin muchos apoyos pero ya desprendidos del miedo, comenzó a dar sus frutos, prodigándose trabajos sobre el censo de muertos de la represión franquista, estudios de la etapa republicana y la guerra civil en distintas regiones de Cantabria, publicaciones sobre la lucha guerrillera en sus montes, actuaciones concretas de conmemoración, erigiéndose placas conmemorativas en Polaciones, Bejes, Medio Cudeyo o Ampuero, como ejemplos que tienen por objeto dignificar a los muertos por la república y la libertad.

Un espaldarazo a las acciones emanadas de la sociedad civil y del movimiento memoralista, no solo en Cantabria sino en el conjunto del Estado, lo han supuesto la Ley de Memoria Histórica (Ley 52/2007), la Ley de Memoria Democrática (Ley 20/2022) y la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Cantabria (Ley 8/2021) que aunque han dejado fuera de su jurisdicción aspectos básicos en el estudio de la represión, como la ilegalidad de los tribunales franquistas, han avalado en parte las aspiraciones del movimiento memorialista, aunque en muchos casos con enormes reticencias en su aplicación debido a la no aprobación de las partidas presupuestarias necesarias para su puesta en marcha.

La situación en relación con los objetivos del movimiento memorialista recientemente, a pesar de todo, está empeorando. Con el cambio en la composición del Gobierno de Cantabria, consecuencia de las elecciones autonómicas de mayo de 2023, un PP sin mayoría absoluta dirige un gobierno monocolor que ha unido sus votos a la extrema derecha de Vox con la voluntad, no materializada aún, de derogar la ley de memoria democrática cántabra, tal como acordaron en la sesión plenaria celebrada el pasado 25 de septiembre en el Parlamento de Cantabria en que el discurso del odio se esgrimió sin templanza por parte de los representantes de la derecha.

La reacción de la sociedad civil democrática de Cantabria, no obstante, ha sido contundente. Como respuesta al llamamiento de los sectores más sensibles, con las tres organizaciones memorialistas a la cabeza (Colectivo de Memoria de Laredo, Asociación Guerra y Exilio, Héroes de la República y la Libertad de Cantabria) 65 de colectivos y 800 firmas individuales se adhirieron al manifiesto inicial de la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria, en el que se cuestiona “el negacionisno del arco político sobre la necesaria memoria histórica, democrática y colectiva ante la represión ejercida por los golpistas y sus cómplices, así como la dictadura franquista durante décadas”, oponiéndose al acuerdo de derogación de la ley cántabra de memoria democrática porque “la sociedad civil, y en particular las organizaciones de víctimas, tuvieron un papel clave en la aprobación de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Cantabria que, aunque insuficiente, constituyó un primer paso para caminar hacia la justicia.” La Plataforma ha puesto en marcha varios recorridos didácticos memorialistas con importante afluencia de asistentes, y ha convocado una multitudinaria manifestación por las calles de Santander el pasado 2 de diciembre.

 

La conmemoración el pasado 27 de diciembre del octogésimo séptimo aniversario de los bombardeos sobre varios sectores de Santander (barrio obrero, La Unión en San Martín), perpetrados por la aviación golpista con apoyo nazi alemán, la celebración anual cada 14 de abril de la proclamación de la Segunda República con el homenaje a sus víctimas, la eliminación de las referencias al golpismo en el nomenclátor de las calles de Cantabria, la exhumación de Tomás Soto Vidal del panteón de la ermita de Virgen del Mar (párroco del cementerio de Ciriego responsable de hacer desaparecer los nombres de los fusilados republicanos del registro del cemenerio), el conocimiento en las aulas de la represión franquista y el reconocimiento republicano, son algunos de los objetivos en que está empeñada la asociación Héroes de la República y la Libertad de Cantabria, en sincera convergencia con el resto de colectivos memorialistas y grupos y personas que constituyen la Plataforma Memoria y Democracia de Cantabria.

Ha pasado mucho tiempo ya desde la muerte del dictador y, a pesar de la embestida reaccionaria de una derecha filiada con el franquismo, es necesario valorar y apuntalar la superioridad ética de los principios de la democracia sobre los de la dictadura, y reconocer el sacrificio de las víctimas de la represión franquista en el golpe, en la guerra y en el régimen que instauró, y que pueden concretarse en este lema inveterado del movimiento memorialista: “verdad, justicia y reparación.”

Imágenes:
Monolitos del cementerio civil de Ciriego
Manifestación memorialista en Santander del pasado 2 de diciembre